reaprendizaje de civilidad

Reflexiones, politica, anecdotas, imaginación y yo.

24.5.06





Mi pequeño animal

A veces nos sentimos hasta medio orgullosos de mostrar nuestras miserias, debe ser algún tipo de complejo a lo James Dean, el tipo rebelde atormentado porque la sociedad lo trató mal o su papá no lo apapachó a los 40 meses.

El tema de importancia es que ya fue, los psicólogos le dicen postergación: algo o alguien, un acontecimiento, tu mala suerte o si quieres Dios, no te dio lo que querías, te dio un estimulo inadecuado, injusto y algo se rompió, cosas no pasaron y partes de nuestra personalidad crecieron poco o medio chuecas, por ultimo tal vez ni siquiera aparecieron.

Sin embargo, la gente no anda mostrando por allí ese quinto dedo de los perros que creció atrofiado, el tercer pezón, las uñas de los pies como garras o la orejita que te creció al final de la columna. Pero si mostramos día a día nuestras atrofias emocionales, a veces hasta nos enorgullecemos veladamente de nuestras “difíciles vidas” no lo intenso que es vivir como nosotros si no lo pesado que es ser “yo”. Espero que comprendan que por ese mismo pudor, no pienso exponer estas miserias mías, por lo menos no en este espacio, si no reflexiones de manera anónima

Pero se me ocurrió ostentar esto con algunas amistades antiguas y recientes y en ambos casos mas allá del chiste inicial lo vieron como un molesto signo de inmadurez mía, estoy seguro de porque me quieren. Solo así me di cuenta, las miserias no venden, están pero porque tu quieres, porque nos acostumbramos y encima las mostramos con el orgullo más idiota.

Primera tarea del reaprendizaje de civilidad: quitar la mierda, quitar las miserias emocionales, así como te cortas el callo, o juntas la plata para la cirugía laser y sacarte los pelos del pezón. Y si podemos (no porque lo diga Ternero). Es porque es.

El punto es que te jode ser violento, no lo hagas; te fastidia que abusen de ti, no lo permitas; te molesta no encontrar la pareja ideal; seguir atados a viejos deseos, costumbres; nada más que nosotros mismos nos atamos a nuestro pasado. Siempre podemos salir de nosotros y ver desde afuera que hacemos, que hacemos mal y por donde corregir, recuerda que no somos la rata blanca en el laberinto, nosotros podemos hacer trampa, ver desde arriba que pasa y porque no seguir la misma ruta. Investiga, lee, conoce, pregunta, busca, prueba...

Entre la imaginación y la voluntad comienza mi camino, ojalá que el tuyo también. Perdón por la excesiva didáctica, obviamente innecesaria. Mejorará más adelante, porque todo cambia y si tu quieres para bien.